martes, 26 de junio de 2012

El disfraz

                                   

 El paro nacional y movilización a Plaza de mayo llamado para el miércoles 27, el desabastecimiento de combustibles y los bloqueos a la salida de camiones en las refinerías, más las interminables provocaciones discursivas realizadas contra la Presidenta; logró que Hugo Moyano sea más protagonista que nunca en la vida de los ciudadanos.

 Una gran parte de ellos cambiaron radicalmente su valoración. En estos sectores se destacan dos grupos: “el progresismo blanco” y “el gorilaje”. Pero en las diferencias de percepciones sobresale una gran coincidencia: en ambos bandos cayeron en los lugares comunes del debate, vaciando de contenido la cuestión.

 El “progresismo blanco”, que durante la gestión kirchnerista se mordía los labios cada vez que lo veía junto Néstor, aunque lo defendía a ultranza ante los opositores que lo cuestionaban; sacaron a su enano fascista de adentro y destilaron su veneno contra este como si fueran señoras de barrio norte. Y “el gorilaje”, que se cansó de llamarlo “negro de mierda”,de pronto decidieron hacer caso a la vieja frase de “si es enemigo de tu enemigo, es tu amigo”. Y así, hoy ese sector, se ve representado en los reclamos de Moyano, como también lo sentía con la Sociedad Rural o las marchas por seguridad encabezadas por Blumberg.

 Además de estos grupos también están aquellos sectores que cuando empezó a partirse la alianza entre CGT y Gobierno, no se animaban (ni se animan) a jugárselas porque les da miedo criticar a un “morocho peronista que representa a un sector de los trabajadores”, temen que los corran por izquierda. Niegan lo innegable y justifican lo injustificable, son las viudas del matrimonio Moyano-Kirchner.

 El debe y el haber


 A partir de la conformación de las listas para diputados nacionales, la relación entre Moyano y CFK se rompió. La presidenta eligió gente joven y de confianza para que la representen en el parlamento; y dejó de lado al Movimiento obrero organizado en la CGT. Resulta inaceptable que desde “Camioneros”, el Gremio que mayor beneficio obtuvo desde la era K (el 94 % de los bienes más importantes del país se transportan en camión y sus afiliados gozan de una mejora muy significativa en sus sueldos los últimos nueve años), se le haga el primer paro nacional a este Gobierno y con un tono tan agraviante y desafiante hacia la Presidenta. 

Es aún más irritante porque al poder Ejecutivo al que se destina el paro y movilización en forma de protesta; es el mismo que terminó con los cortes de ruta que reclamaban un paquete de fideos y hoy sufre los cacerolazos por el dólar. No voy a extenderme sobre las medidas de corte social que favorecieron a los sectores más postergados de la sociedad, ya que en estos días los diarios oficialistas están llenos de notas de este tipo. Hugo Moyano es un dirigente sindical que ha sabido sacar provecho de la excelente política-económica llevada adelante por Néstor y Cristina Kirchner.

Que en su “haber” tiene el reconocimiento de ser de los pocos sindicalistas (no el único), que se opuso a las políticas de ajuste y privatizaciones de los gobiernos neoliberales que precedieron al actual. Un “haber” que se fundamenta en lo lógico, en la función que debe cumplir el sindicalismo, pero que se agrandó, por la decadencia de la generación contemporánea de referentes del movimiento obrero. “Entre los ciegos el tuerto suele mandar”…

Pero que en el “debe” tiene su participación como Secretario de adoctrinamiento de Juventud Sindical Peronista de Mar del Plata, en una conducción regional que también integraba Venegas. También integró la Juventud Peronista de la República Argentina, liderada por el asesor directo de López Rega, Julio Yessi, arrestado hace dos semanas en la causa del triple A.

 Y que sigue escribiendo su historia en la parte del “debe”, oponiéndose al proyecto nacional y popular que gobierna la Argentina. Realizando acciones que en momentos tan sensibles para las democracias latinoamericanas, pone en riesgo nuestras instituciones. Aliándose con la derecha golpista, a la que se enfrentó cuatro años atrás. Poniendo como excusa una reivindicación salarial de un gremio o reclamos como la eliminación del impuesto a la ganancia (un absurdo, muy bien fundamentado por el economista Luis Delatorre el jueves 21 de junio en Pagina 12), y el salario familiar para todos los trabajadores.

Saltan las fichas y se acomodan en el tablero


 Lo que sucedió estas últimas 48 horas es doloroso, porque los perjudicados, como dijeron en todos los medios, siempre son los mismos; los trabajadores, pero no por culpa de la pelea entre el Gobierno y Moyano, sino que es pura exclusivamente responsabilidad del dirigente sindical. Fue él, quien puso de rehén a la gente en los barrios dejándolos sin garrafas, el que hizo faltar gas en los hospitales, nafta en las estaciones de servicios y generar preocupación y nervios en una sociedad que sólo necesita de un poco de fogoneo de los medios de comunicación, como sucedió, para exaltarse.

 Pero la parte llena del vaso es que el tiempo pone las cosas en su lugar. Las mascaras, los disfraces sirven para una noche, que en política sería el equivalente a algunos años, pero tarde o temprano el disfraz se cae, o se lo hacen caer. Si Moyano se lo sacó o Cristina se lo hizo caer, es otra discusión.
 Lo cierto es que quedó claro que la actual conducción de la CGT es conservadora, está más cerca de Rucci y Vandor que de Raimundo Ongaro. Y al ver que la profundización del modelo iba en serio, dio marcha atrás. No son casuales los encuentros con Scioli, ni las declaraciones del Gobernador realizadas en los últimos tiempos.

 Moyano toleró una dosis de “peronismo de izquierda” para salir de la crisis y percibe que la única forma de afirmar el proyecto de justicia social, independencia económica y soberanía política que lidera CFK, es profundizando el modelo, tal cual lo demuestran las últimas decisiones tomadas por el Poder Ejecutivo de la Nación. Es ahí que aparece su disyuntiva, como lo hizo en los 70, se opone a ir por todo para todos. No soporta la idea de un transvasamiento generacional en el que no sólo los nombres, sino las formas de hacer política también se modifiquen.

 Por eso quien crea que lo del próximo miércoles es realmente por los trabajadores es un ingenuo, el 27 es el trampolín para el 2015. Esto no quiere decir que vaya a ser Moyano el candidato del establishment, pero si le servirá para ser una figura determinante en el proyecto peronista conservador pos kirchnerismo que quiere imponerse desde ese sector. No es casual que el paro lo lanzó de TN, ni que Pablo Moyano haya dicho” vamos por ellos” (refiriéndose al Gobierno), como tampoco el apoyo del duhaldista Venegas, la Iglesia, la Sociedad Rural y Magnetto.
 25_5-12