domingo, 19 de septiembre de 2010

Comunicacion, medios y política

En un mundo donde los medios de comunicación están dominados por el temor de resultar aburridos y la preocupación de divertir a cualquier precio, la política está llamada a aparecer como un tema ingrato. Lo cual puede verse en los canales de televisión de nuestro país, donde los programas políticos se encuentran desplazados de los horarios centrales o ni siquiera forman parte de la grilla de la programación de los mismos.
Los 90 fueron determinantes en nuestro país, además de los daños económicos que sufrió el pueblo, culturalmente hubo un quiebre muy importante. La degradación y ridiculización de los políticos, se veía en 21 o 29 pulgadas todos los días.
Puede decirse que fueron las clases dirigentes, a partir de comportamientos como los del ex Presidente oriundo de La rioja, o la torpeza quedada al descubierto con Fernando De la Rua, las que contribuyeron de forma principal a la ingratitud con que la gente mira la política, pero esto no se hubiera potenciado sin el aporte de los medios de comunicación masivos (MCM).
En el 2001 Argentina vivió un giro de 180 grados, el país atravesó la peor crisis de los últimos tiempos y la sociedad decidió cambiar su posición en cuanto sujeto político. Empezó a hacer política desde lugares diferentes, como lo eran las asambleas barriales, en los centros culturales o las cooperativas.
Ante este nuevo escenario social, los medios desconfiados y temerosos, no se animaron a ser parte de la ola y continuaron incentivando el desencantamiento de la política. Casi diez años después, en un contexto político y social totalmente diferente, los piquetes no son por un plato de comida o un plan, sino por trabajo genuino. La perspectiva de la gente sobre la política es otra, pero la posición de los MCM sigue siendo la misma.
Como dijo el sociólogo francés Pierre Bourdieu: “La búsqueda de lo divertido inclina, sin que sea necesario quererlo explícitamente, a desviar la atención hacia un espectáculo o un escándalo, siempre que la vida política hace surgir un problema importante, pero de apariencia aburrida, lo convierte en una serie de acontecimientos divertidos”. La degradación de la política que se propone hoy desde los medios, pero que la gente ya no compra tal como se la venden, solo contribuye al descreimiento de los medios de comunicación, a su perdida de respeto y su bastardeo.

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