lunes, 31 de mayo de 2010

Despues de los festejos del Bicentenario


Pasaron los festejos en cada rincón del país, en las universidades, escuelas, plazas, barrios y en todos lados. Todavía se respira aire impregnado de alegría, de esperanza.
Somos privilegiados de ser contemporáneos con el cumpleaños de la Patria, de vivir este momento histórico donde muchas de las ilusiones setentistas están de vuelta y que paradigmas noventistas fueron derrumbados.
Llegó el 2010 y luchamos por la pluralidad de voces, por enterrar el monopolio de la información. Fuimos testigos del fruto de la lucha inclaudicable de los organismos de derechos humanos, con el fin de los indultos, con los juicios en todo el país a los torturadores, con la cárcel común para los genocidas.
En 1910 sólo festejaban los de galera y bastón, en un estado de sitio permanente, sin libertades, con la mirada puesta en Europa. Hoy, cien años después, con la unidad latinoamericana como bandera, con el pueblo en la calle, y los que hubieran estado contentos un siglo atras, festejando en el teatro Colon.
De espaldas a ellos, nosotros, el pueblo cantando las canciones del chaqueño Palavecino o de Soledad, rozandonos, intercambiando sonrisas y compartiendo los sueños. Es bueno que hayamos elegido estar en donde estuvimos, por que esa elección significa mucho para saber que país queremos.

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