La tristeza vino a mi, puede ser la lluvia o el viento.
Tal vez la brevedad del dia, las nubes que tapan la luz o el
viento de otoño.
La tristeza vino a mi y puede ser la soledad, el olvido y el
rencor. El tiempo y el silencio.
La tristeza vino a mi y puede ser la pobreza, la abundancia
o la impotencia. La costumbre se encadena y la ausencia se convierte en dolor.
La tristeza vino a mi junto con los errores, el arrepentimiento, la amargura.
Las lagrimas pelean y el alma se esfuerza por el
más allá del interior.
El dios de la tristeza no se presentó, solo vinieron sus
cortesanos y me dejaron su canción.
Una melodía fría y tensa. Con olores de
decepciones y promesas.
Si, lo invadió todo. Ya no queda un resquicio para el
brillo.
Es todo frio, todo oscuro. Vino fuerte, vino pura.