De pronto
el mundo se achicó, esta todo al alcance de
mi mano. A metros. A palabras, gestos y hechos. Parece simple, pero no. Más
cerca más frágil. Cuando era
grande e inalcanzable, no tenía miedo. No había porque temer. Hoy mi temor es
que llueva de sus ojos, que su interior se marchite. Que se termine. Amo mi
mundo, lo voy a cuidar y el temor me dará fuerza. Soy bruto, y sus manos hechas
de cristal y el corazón de porcelana. El tiempo no existe en los
corazones; hoy es ayer, mañana y hoy. Porque es todo. Porque empece a conquistar el mundo
el día en que me miró a los ojos.
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